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Me gusta sentirme querida, reirme y pasarlo bien con las personas que quiero.

SABER EDUCAR

SABER EDUCAR EN EL…








RESPETO

A sí mismo, a los demás y también a las cosa que son de todos



LA EMPATIA

Que hace del respeto al otro y de las necesaria valoración como ser único e irrepetible con el que hay que convivir, y esa convivencia será más humanizada y gratificante en la medida en que sea fraternal, generosa y de mutua ayuda. El educando tiene que aprender a querer, valorar, respetar y a considerar a sus semejantes o no se forma ni educa convenientemente. El “yo” se construye en interacciona con el “tu” con el que se relaciona en el día a día.



LA RESPONSABILIDAD

Que supone libertad para asumir compromisos y por tanto con conciencia de estar en posesión de las habilidades necesaria y de las capacidades para considerarse responsable ante uno mismo ante los demás, de la propia vida y ante la vida que nos ha tocado vivir.



LA JUSTICIA

Principio de orden y de la armonía como impulso natural que inclina a la voluntad a entregar al toro lo que en derecho le pertenece, recordar que según Teognidas “toda las virtudes se hallan comprendidas en la justicia”



FILANTROPÍA

O amor al hombre, que no es posible sin la empatía, sin la bondad y la magnanimidad propia de toda “buena persona”. En realidad el buen ciudadano lo es en la medida en que sea buena persona.



HONESTIDAD

Y honradez de obrar conforme a las ideas y valores libremente elegidos, amorosamente acogidos y firmemente defendidos. La honestidad supone autenticidad y coherencia



CIUDADANIA

Es el valor de quien se reconoce como parte integrante de una comunidad ciudadana que le aporta unas señas de identidad por las que se respeta a sí mismo, a los demás y a todo lo que representa su comunidad. El buen ciudadano es honrado en su pensar, decir y obrar por convencimiento propio y/o porque ha ido formando su conciencia moral de acuerdo a unos valores reflexivamente ponderados, selectivamente elegidos y libremente acogidos, sin esta última condición no puede darse verdadera educación, sino imposición y domesticación. Somos los padres, profesores y educadores los encargados de educar. Y los políticos de turno que hagan su política, pero que se olviden de domesticar a los niños y adolescentes